La pandemia, del griego pan «todo» que significa conjunto del pueblo. “El pan para todos”.

La adolescencia se trata de una etapa de cambios profundos y de la construcción de identidad. Cuando un joven atraviesa una pérdida importante, el duelo en adolescentes tiene ciertos matices determinados: conflictos entre deseos de independencia y la necesidad de apoyo, oscilaciones emocionales intensas y una mayor sensibilidad a lo que es la mirada social.
Comprender estas particularidades te ayuda a otorgar un acompañamiento eficaz y respetuoso desde la tanatología y la psicología adolescente.
El duelo en adolescentes puede expresarse de variadas maneras, por ejemplo, algunos jóvenes se aíslan o muestran tristeza constante; algunos otros sienten rabia o presentan conductas de riesgo.
La escuela, los amigos y las redes sociales también influyen en la forma de vivir el duelo. Si hablamos a nivel cognitivo, puede haber complicaciones para concentrarse, además de presentar una baja tolerancia a la frustración.
Es importante recordar que el proceso de duelo en adolescentes puede alterar el sueño, el apetito y el rendimiento escolar, por lo que aquí el apoyo integral, práctico y emocional, es clave y fundamental.
Manejar el duelo en adolescentes involucra un equilibrio entre otorgar espacio y siempre estar disponible. Hay que evitar minimizar su dolor y, al mismo tiempo, no sobreprotegerlos; deja que el adolescente explore el dolor que siente con seguridad.
La tanatología promueve estrategias como la escucha activa, el acompañamiento en rituales de recuerdo y el desarrollo de redes de apoyo familiar y escolar. Recuerda que es importante, también, coordinar con profesores para flexibilizar las tareas académicas durante los períodos más complicados.

Algunas técnicas prácticas para acompañar el duelo en adolescentes son las siguientes:
Con estas actividades, repitiéndolas con suavidad, se puede canalizar la intensidad emocional e integrar la experiencia en la historia personal.
Acompañar en el proceso de duelo en adolescentes se trata de prevenir trayectorias de aislamiento y complicaciones psicológicas a largo plazo. Es aquí donde el apoyo oportuno reduce riesgos de depresión, consumo problemático de sustancias nocivas o conductas autolesivas.
Por otro lado, el acompañamiento fortalece los vínculos familiares, mientras enseña herramientas de resiliencia emocional que servirán para toda la vida.
En el duelo en adolescentes, el acompañamiento ideal debe combinar distintas figuras con roles fundamentales:
No existe una edad que se considere la «más difícil» para el duelo en adolescentes, pero la intensidad sí que puede aumentar en ciertas etapas de mayor fragilidad emocional:
Pero cabe considerar que cada caso es único, por eso la evaluación profesional apoya en determinar ciertas necesidades concretas.

La tanatología aplicada a la adolescencia otorga intervenciones adaptadas, dependiendo el caso de duelo en adolescentes: terapia breve que se focalice en las emociones, talleres grupales para compartir experiencias y actividades psicoeducativas donde se normalice el proceso.
Los grupos de apoyo permiten que los jóvenes sepan que no están solos y logren aprender estrategias comunes para poder regular el dolor. Si el duelo en adolescentes se complica, la terapia pensada para ellos se trata de una vía segura y eficaz para recibir acompañamiento profesional.
Para los padres y los cuidadores, algunos consejos prácticos los apoyan en sostener este proceso:
Es importante recordar que el duelo en adolescentes suele aparecer en silencio; la observación, la empatía, el amor y el diálogo abierto son cruciales. Es importante consultar con profesionales si detectas cambios persistentes en el sueño, el ánimo o hay consumo de sustancias.
Intervenir a tiempo logra mejor el pronóstico: con la intervención de la familia, la escuela y especialistas de apoyo emocional se crea una red protectora sólida.